SUBIR PARA ABAJO
Conozco un lugar en el que para subir hay que bajar. No es un fenómeno natural ni alguna ilusión óptica, el lugar se llama: Reino de revés! Hace unas semanas atrás publiqué sobre este reino, ahora quiero enfatizar en una de sus características.
Recuerdo tener un catedrático en la Universidad, que llego al punto de tratarnos de mediocres, solo porque como alumnos no llegamos a sus expectativas; por sus títulos y logros alcanzados pensaba que era superior a los demás. Podría contarte más historias de personas con esa misma actitud.
Según el diccionario el orgullo es exceso de estimación hacia uno mismo y hacia los propios méritos por los cuales la persona se cree superior a los demás. Para Jesús el mayor es el que sirve, no importando los logros obtenidos, Mateo 23:11 dice: “El más importante entre ustedes será siervo de los demás.” No permitamos que el EGO domine nuestras vidas, el más pequeño aquí en la tierra es el mas grande en el cielo. Debemos de reflejar al líder que representamos, ese líder que lavo los pies de sus seguidores, que fue molido por nuestros pecados pero no abrió su boca. Si el ego te ha hecho sentir superior a los demás, baja de esa nube y deja de hacer alarde de tu inteligencia o habilidades, porque Dios aborrece a los egocéntricos, Salmos 138:6 “El Señor es excelso, pero toma en cuenta a los humildes y mira de lejos a los orgullosos.” Recordemos que a Dios le debemos todo lo que somos y tenemos.
Fuimos llamados a servir, a ayudar al necesitado, a realizar obras por los demás para alcanzar la salvación. Ahora dirás:
-Pero la salvación no es por obras.
Si! Lo se, el fundamento de la salvación es la gracia, pero el argumento son las obras. Dale la mano al caído y abrigo al que tiene frío. Imitemos el servicio de Jesucristo para obtener recompensa, del polvo somos y al polvo volveremos, nadie es mayor que nadie.
“¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, mediante obras hechas con la humildad que le da su sabiduría. Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad.” Santiago 3:13-14
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